Entrevista - Proceso militar 1976

 Entrevista - Proceso militar 1976

Entrevistado: Oscar Taboga



¿Cómo viviste el día del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976? ¿Tenés algún recuerdo o memoria de la situación social?


En esa época yo tenía 14 años. (...) Estaba medio en la interfase entre la primaria y la secundaria. Secundaria al principio. Yo había nacido en una familia “gorila”, como casi todo el mundo de clase media en este país. Así que me acuerdo que estaba en jardín, no tengo mucha memoria del contexto y de que se hablara mucho, pero si me acuerdo de que estaba en jardín y me acuerdo de la noticia cuando ocurrió el golpe es que algo me habrá impactado de ese golpe, ¿no?. (...). En mi casa se vivió como “que alivio”, porque venía de una situación súper convulsionada con mucha actividad revolucionaria y un gobierno peronista, pero ya se había vuelto completamente de derecha y que había dado medio la orden de controlar la subversión. De lo que tengo memoria es que como yo no tenía idea propia en ese momento y solo escuchaba lo que sucedía en mi casa, y te digo era una familia básicamente gorila, gorila de clase media-baja pero gorila, (...) se vivió como un momento de tranquilidad, por fin se termina este caos, eso es lo que yo tengo memoria. Creo que a mi mamá diciendo “qué bueno” y “Videla que cara de bueno tiene este hombre”. (...) Cómo un espanto digamos. Lamento profundamente que haya sido así, pero eso es lo que pasó. Lo vivieron en mi casa y yo heredado como: bueno se acaba este quilombo y por fin viene gente que va a poner un poco de paz y tranquilidad y orden a este país tan convulsionado. 


Me acuerdo que iba al colegio al principio de mi secundaria, que fue una secundaria medio especial porque pasé de 5 grado a 1 año y después tuve 7 años de secundaria (...),  como que estudiaba materias que parecían re piola. Tenía docentes de una cosa que se llamaba algo así como “educación democrática”, pero en realidad era ERSA (estudio de la realidad social argentina) que en realidad era una visión medio peronista de la realidad social y que se podía ir incluso sin uniforme. Yo iba a una escuela privada pero porque me había ganado una beca, religiosa y privada, y me acuerdo que estaba re copado ir sin uniforme y uno podía verter sus opiniones y eso. Y de repente, bueno nada, pasamos de usar libros en los que se describía a la realidad social latinoamericana, al carajo. Se terminó esa materia, se canceló esa materia y se pasó a un régimen completamente ortodoxo de educación sin participación de los estudiantes en el dictado de las materias y sin opinión, por supuesto. 


Vos estuviste muy cerca de tener que ir a Malvinas ¿Cómo fue esa experiencia?


Yo ahí ya, obviamente tenía, 18 años, ya tenía identidad ideológica propia. Y lo que sí me acuerdo fue que fue una experiencia espantosa. Primero de muchisimísimo miedo de que me iba a suceder algo espantoso. Luego de algo como contrario a lo que yo pensaba respecto de la paz y del amor y medio una posición hippie respecto de hacerle daño a una persona o pensar que alguien tuviera ganas de hacerme daño. Por un lado una visión medio naive de la humanidad y por otro lado un odio recontra profundo ya a esa altura a los militares. Obviamente yo ya sabía de qué se trataba y un asco espantoso a esta gente. Así que, nada una mezcla entre pánico y asco y una repulsión a todo lo que fuera símbolos patrios, patriotismo, argentinidad y esas cosas. Me parece que fue algo muy triste porque la verdad hoy estoy de vuelta de eso y, por supuesto, reivindico la causa Malvinas. (...) Y por supuesto reivindico la argentinidad y toda la simbología patria. (...). Pero en ese momento se la habían apropiado los militares así que la experiencia fue espantosa. Yo te diría que de las peores cosas que me pasaron en la vida, sin duda algo que me marcó para siempre. 


¿Tenés algún recuerdo de algún conocido que militaba o haya desaparecido?


Sí, definitivamente. Carlos Turica, que era el hermano de Claudio, mi mejor amigo. En ese momento militaba en Montoneros. Claudio me había confesado que su hermano era un militante popular en Montoneros. Y tuve digamos experiencias con él. Era un tipo al que yo le tenía como mucha admiración, era músico (...). Era un pibe extraordinario, excelente. Y del que me tenía que cuidar y era medio raro. Salíamos con Claudio y el hermano, pero viajábamos en vagones de tren separados, Claudio me instruía de que si nos paraba la policía yo tenía que decir que no lo conocía y de alguna manera fue un riesgo salir con él. Yo a esa edad estaba en el secundario pero hay chicos desaparecidos de esa edad. Tranquilamente podría haber de pedo desaparecido por haber estado cerca de Carlos. Le decían Bratzo, por que era “hermano” en croata. Ellos eran una familia croata y ese era el sobrenombre. Me marcó muchísimo su desaparición y hasta el día de hoy me parece un hecho espantoso y tristísimo.


Claro que hoy conozco un montón de parientes, hijos, hermanos o compañeros de personas desaparecidas y más allá del horror que me había causado en aquel momento casi humanitario y policial de la situación, hoy me parece que fue, a la luz de los acontecimientos, un espanto. Un procedimiento metódico de la dictadura cívico-militar-eclesiástica de ese momento y por supuesto puedo hacer un análisis mucho más profundo de todo ese momento.(...) No solamente conmoverme con lo humanitario, sino que me repugne también todo ese procedimiento para acabar con una generación que se oponía a una manera de pensar el país de la que estoy absolutamente en desacuerdo. (en desacuerdo de la visión de la dictadura cívico-militar-eclesiástica, obviamente, casi reivindico la postura de Montoneros hoy)



¿Cómo ves la situación actual con respecto al proceso? ¿Crees que se mantiene una actitud problemática?


Me parece que hubo un momento en la vuelta de la democracia en la que la gente de las generaciones que teníamos más cerca eso, pudimos hacer un análisis más serio y político de la situación entender que no se podía volver nunca más. Y empezar a comprender que no fue simplemente un grupo de militares malos, que tenían ganas de hacer daño y eran sádicos, sino que se trató de un plan sistemático, económico por sobre todas las cosas y probablemente internacional también y hacer un análisis más profundo de eso. Me parece que como se empezó a diluir el horror de la dictadura, me parece que con eso también se está diluyendo la capacidad de análisis y hoy aparecen tipos como Milei o gente que reivindica las políticas que se quisieron instalar de una manera arbitraria y autoritaria. (...). Pareciera que volvieron a ganar terreno esas ideas que eran francamente las que profesaban los militares. (...). Veo con preocupación que el análisis se haya detenido y se haya diluido aquel componente que por lo menos nos hacía pensar respecto de que para instalar una cosas así hacía falta una perversidad. Hoy probablemente tiene otros condimentos y otras formas un poco más democráticas y aparecen frases como que “tiene que volver el orden” y está claro que desde mi posición política, para instalar ese tipo de políticas neo-liberales, hace falta una fuerza policíaca fuerte de represión. Así que esa es mi visión.


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