La verdad asesinada
La verdad asesinada Era una noche despejada y tranquila de verano. Caminaba a lo largo de la avenida mientras la transpiración le recorría la frente. Podían escucharse los pasos que realizaba al pisar vidrios de un espejo roto en la calle. Su mente se sentía como un campo minado, tantos pensamientos, tantas voces y nada de eso podría ayudarlo. Con paso firme y veloz llegó a la puerta de su departamento, en el cual entró lo más rápido posible. Estaba hiperventilando. Jamás había hecho algo así, pero esa noche simplemente no pudo resistirse, perdió el control. El antiguo reloj de sus abuelos marcaban las 3:15 de la madrugada. Era tarde, pero sabía que no iba a poder dormir. Encendió un cigarrillo y se fue hacia el balcón. Se quedó parado allí, inmóvil, durante casi 2 horas hasta que decidió irse a la cama. El repentino sonido del timbre lo despertó sobresaltado. Como pudo, se puso el primer par de pantalones que encontró y se dirigió a la puerta. En el pasillo esperaba ...